Estamos atravesando una crisis. Una crisis que va más allá de nuestras fronteras. Una crisis va más allá de nuestros conocimientos. Una crisis que trae consigo mucha incertidumbre acerca del futuro.
El COVID-19 lo ha nublado todo. El horizonte se ha vuelto incierto. El mundo está en estado de alerta por esta terrible pandemia, cuyo impacto ha afectado a vidas en los distintos continentes.
El COVID-19, mejor conocido como coronavirus, es un virus que proviene de animales y es bastante común en ellos. Este virus tuvo sus inicios en Wuhan, China a finales del 2019. Desde entonces, ya son más de 115.000 casos confirmados alrededor del mundo y más de 4.200 muertos a la fecha. Dado que son más de 70 los países afectados, las autoridades a nivel mundial están tomando las medidas necesarias para detener la propagación del virus altamente contagioso.
Mientras que los jóvenes disponen de mayor fortaleza a la hora de combatirlo, el COVID-19 impacta con mayor dureza a los niños y a las personas de tercera edad, dada la vulnerabilidad de sus sistemas inmunológicos.
Tal como nos información The New York Times en este mapa al 11 de marzo del 2020, el COVID-19 se ha propagado a gran velocidad desde su descubrimiento meses atrás.

El impacto de COVID-19
La agresividad con que el coronavirus ha impactado en la vida de millones de personas en todo el mundo demuestra el temor que ha logrado infundir.
Los hospitales en las zonas más afectadas no dan abasto, los médicos están heroicamente trabajando horas extraordinarias y muchas veces, sin los suministros necesarios.
La proyecciones económicas son insostenibles. Las diversas situaciones que afectan al mercado han complicado el estado de salud financiera en incontables empresas de todo el mundo, y esto impacta directamente en el bienestar de sus empleados y sus respectivas familias.
Las instituciones educativas primarias y secundarias suspendieron sus actividades - dejando a niños y jóvenes inciertos y a padres organizando las tareas del trabajo para cuidar de ellos, compensando el tiempo que habituaban a estar en la escuela.
Las instituciones universitarias han suspendido sus clases y actividades - re-direccionando las clases presenciales a clases en línea con el propósito de intentar proseguir con sus objetivos académicos.
El deporte se vio obligado a suspender sus actividades - desde el fútbol, la NBA, la Fórmula 1, el golf, entre otros, cancelaron sus eventos por tiempo indeterminado para resguardar la salud del público.
El mundo del espectáculo ha cancelado sus shows, ya que con el gran público que atraen se expondría vulnerable a un posible contagio.
Rescatemos algo positivo:
Si bien es cierto que el futuro que nos espera es incierto, rescatemos algo de toda esta penuria.
Si el coronavirus nos ha dejado algo que resaltar, es que en tiempos de crisis, no importa cuál pueda ser nuestro idioma, nuestro país de origen, nuestro color de piel, o nuestras ideologías - juntos nos hemos unidos para combatir la causa. Países de todas partes del mundo se han puesto manos a la obra para preservar el bien común.
Esta demostrado que la unión hace la fuerza. Si todos vamos remando hacia una misma dirección, podemos resguardarnos el uno al otro. La decisión pujante de líderes de todo el mundo para proteger el bienestar de la gente representa una gran esperanza. Una esperanza unánime de que, así como el mudo le está levantando el freno de mano al coronavirus, lo podrá hacer también para vencer otras crisis.
Que lindo seria, que así como el mundo se esta uniendo para salvaguardar la vida de sus habitantes, nos pongamos todos de acuerdo para también combatir el cambio climático, la pobreza, la poluciónLa obesidad infantil, el abuso, las drogas, las epidemias en los países en desarrollo, la desigualdad de géneroel racismo, el acoso escolar, el terrorismo, el crimen y otras causas que nos afectan día a día.
El coronavirus nos enseña que, a pesar del gran camino que nos queda por recorrer para eliminar el virus, si lo hacemos unidos, no hay nada de que temer. Ni mucho menos nada que pueda detenernos.
Si el coronavirus nos ha dejado algo que resaltar, es que en tiempos de crisis, no importa cuál pueda ser nuestro idioma, nuestro país de origen, nuestro color de piel, o nuestras ideologías - juntos nos hemos unidos para combatir la causa.
"No hay mal que por bien no venga".
En España, el himno nacional puede escucharse desde los balcones de los residentes. En Italia, los residentes utilizan sus balcones para entonar canciones esperanzadoras. El mensaje es claro: Si no puedo salir, si no puedo ayudar, aportare mi granito de arena para dar animo y esperanzas a aquellos afectados.
El hecho de que hayamos dejado de lado nuestras pretensiones personales, no sólo nos hace humanos, sino que también nos hace fuertes.
Saldremos adelante del coronavirus. Lo haremos no porque contamos con la tecnología y el capital humano necesarios, sino porque estamos uniendo nuestros corazones para remar todos juntos hacia una misma dirección. Saldremos adelante... y lo haremos cuidándonos el uno al otro.
Así como el mundo le está levantando el freno de mano al coronavirus, lo podrá hacer también para vencer otras crisis.