¿Qué deben hacer las universidades ante las quejas de los estudiantes por la falta de aparcamientos disponibles?
Hay un problema común con el que todos los estudiantes y profesores se enfrentan al llegar a la universidad. Esta cuestión parece sencilla, pero es muy compleja: los aparcamientos.
La gente dice que las universidades deberían invertir más en aparcamientos para justificar el número de personas que llegan con coches. Gente que cada día llega más temprano para encontrar un buen sitio para aparcar. A veces, ni siquiera encuentran un lugar, por lo que acaban aparcando en la calle. Esto es una realidad en la mayoría de las universidades de hoy en día.
La superpoblación afecta cada año a más países. La población aumenta a un ritmo muy alto, pero la cantidad de terreno sigue siendo la misma. ¿Se supone que toda esta gente tiene que tener un coche y el derecho a aparcar en una plaza? En absoluto.
EL PROBLEMA NO SON LOS APARCAMIENTOS DE LAS UNIVERSIDADES
No reconocemos la raíz de este problema. La gente que conduce coches mientras hay espacios limitados en las carreteras para conducir decentemente.
La solución a este problema no es simplemente añadir más aparcamientos a las universidades. Aunque la solución pueda sonar dura y la gente no quiera aceptarla, tendrán que aprender de forma forzada en algún momento del futuro próximo.

La solución es enseñar a la gente a tomar opciones de transporte público que no ocupen demasiado espacio en la carretera. Así podremos tener ambos caminos más despejados y más espacio para que el transporte público circule de forma más eficiente.
No estoy diciendo que evites los coches o que no te compres el coche de tus sueños ni nada parecido. Lo que digo, sin embargo, es que empieces a utilizar tu coche sólo para los desplazamientos imprescindibles. Si haces números, puedes ver la diferencia desde otra perspectiva. En un autobús caben casi 30 personas, pero si te imaginas a estas 30 personas en 30 coches diferentes, pueden ocupar la mitad de un estadio de fútbol.
Se trata de aprender a distinguir los viajes esenciales de los no esenciales. Si se imagina el 30.000 estudiantes de una universidad media en los Estados Unidos teniendo un coche, no hay un aparcamiento en el estadio que pueda acomodarlos adecuadamente en la universidad para luego poder caminar 5 minutos para llegar a clase.
Cada vez que se va a un estadio y se aparca el coche, se tarda incluso más de 15 minutos en llegar a la entrada, esto se debe a que el espacio de aparcamiento tiene que ser lo suficientemente grande para justificar el número de personas que asisten a un partido en directo. En lugar de ver la situación desde otra perspectiva, los universitarios prefieren quejarse y decir tonterías sobre que las universidades tienen que gastar dinero para aumentar los aparcamientos. El problema no tiene que ver con la forma en que las universidades gastan su presupuesto, sino con la eficiencia y eficacia del transporte público.
LA GESTIÓN DEL TIEMPO ES LA CLAVE PARA UNA VIDA MÁS SALUDABLE
Los estudiantes universitarios tienen que empezar a aprender a gestionar mejor su tiempo. Deben darse cuenta de que deben levantarse más temprano, tomar un desayuno saludable y dirigirse al campus en un medio de transporte eficiente. Y cuando terminen las clases, volver a casa por el mismo medio.
Las dos únicas formas de que la gente se adapte a sus hábitos de transporte son, o bien una intervención forzada del gobierno, o bien que el futuro nos obligue a enfrentarnos al problema. Imagínense que los 8.000 millones de personas de este mundo tuvieran un coche. Sencillamente, no hay suficiente espacio físico que pueda satisfacer tal demanda.
No hay manera de que podamos seguir disfrutando del privilegio de coger el coche de forma rutinaria. Si nos damos cuenta de esto antes de que las carreteras se colapsen, entonces empezaremos a ganar esta guerra. No podemos esperar simplemente a que el gobierno tome medidas o a que otros decidan dejar de usar sus coches.
CÓMO CAMBIAR LA FALTA DE APARCAMIENTOS EN LAS UNIVERSIDADES
Empieza con pasos sencillos, fijando objetivos semanales. Si conduces tu coche 14 veces en una semana, empieza esa semana reduciéndolo a 13, cogiendo el autobús o montando en bicicleta ese último trayecto. Así animarás a tus amigos y familiares a dar el mismo primer paso. Sin darte cuenta, pronto estarás influyendo en toda una sociedad.
Las generaciones más jóvenes crecerán imitando estas acciones. Si no, estos niños serán los que sufran los problemas de superpoblación, con ciudades ruidosas y desorganizadas. Tenemos que enseñarles nuevas formas de vivir para construir un mundo mejor para todos.

Esta imagen ilustra la diferencia entre conducir un coche y montar en bicicleta. Además de mirar lo que gastamos, podemos mirarlo desde otro ángulo. Por falta de tiempo, algunos de nosotros no hacemos ejercicio a diario. Si nos planteamos ir en bicicleta a la universidad o al trabajo en lugar de coger el coche, podemos decir que ya no hace falta hacer ejercicio en el día.
Sin darte cuenta, estás optimizando tu tiempo, ya que has conseguido tu objetivo del día: que era estudiar/trabajar y al mismo tiempo que te entrenas sin darte cuenta. El tiempo que pensabas dedicar a hacer ejercicio después de la universidad o de un trabajo ya no es necesario. En este tiempo libre que acabas de ganar, puedes disfrutar de otra afición tuya. Los beneficios de este hábito son simplemente maravillosos.
En la imagen puedes comparar el coste anual de conducir un coche con el de ir en bicicleta. ¿Te has parado a pensar qué puedes hacer con esos $11.000 extra ahora mismo? Probablemente gastarlo en el pago inicial de tu casa, ahorrar dinero para ese viaje con el que siempre soñaste, o simplemente disfrutar del dinero extra con tus seres queridos. Hay innumerables cosas que puedes hacer con esta enorme cantidad de dinero.
Algo que las universidades de Estados Unidos podrían considerar es utilizar estas imágenes para concienciar y revelar a los estudiantes universitarios el enorme impacto que este simple hábito aporta a sus vidas. Además de mejores carreteras, espacio optimizado y un entorno más saludable, estos universitarios tendrían más dinero para disfrutar en bares, restaurantes, cenas, cine y otros millones de cosas que pueden hacer.
En lugar de quejarse de los limitados aparcamientos de la universidad, los estudiantes deberían quejarse del precio de la bicicleta. Si este mensaje puede difundirse con éxito por todo el campus, no veo ninguna razón para que la gente siga utilizando sus coches en el campus: las cifras son lo suficientemente fuertes como para convencerles. El mensaje debería hacer hincapié en cómo mejora su bienestar y aumenta su presupuesto.

¿EL GRAN GANADOR DE ESTO? EL MEDIO AMBIENTE
Nuestro entorno será el más beneficiado por este nuevo hábito. El contaminación y otros productos químicos que los coches esparcen son muy tóxicos. La conciencia de los beneficios se extenderá a todas las universidades estadounidenses, que aprovecharán el impacto de sus campañas de captación. Este nuevo hábito beneficiará enormemente la imagen pública y la reputación de las universidades, lo que llevará a otros países a imitar dicha estrategia. Como resultado, dejaremos un mundo mejor para todos, especialmente para las generaciones más jóvenes.
Al no invertir en aparcamientos, las universidades beneficiarán a los estudiantes y al medio ambiente, y sus propios bolsillos.
Una justificación personal
He optado por debatir abiertamente esta cuestión por el tema principal: "Un mundo mejor para todos". Los problemas a los que se enfrenta el mundo están ahí para mostrarnos que tenemos que cambiar. ¿Cambiar en qué sentido? En un sentido más eficiente manera.
Los abrumadores problemas del mundo exigen soluciones urgentes. No hay lugar para las dudas y las vacilaciones, debemos actuar cuanto antes, de lo contrario, el mundo se derrumbará y no habrá vuelta atrás.
Tomando la primero El paso es crucial para cualquier cambio de hábitos que queramos ver, y eso empieza por cada uno de nosotros.