"Yo necesito ayuda".
Probablemente sean las tres palabras más difíciles de decir, especialmente en los negocios.
Todos hemos sentido el miedo nervioso y angustiante en algún momento de nuestras carreras antes de levantar el teléfono o enviar un correo electrónico a un colega pidiendo ayuda. Nos afligimos por tomar medidas, preguntándonos si pensarían que somos débiles, o somos una carga o peor aún, ignorarnos, lo que nos dejaría sintiéndonos completamente desinflados.
Puede ser difícil hacerle saber al mundo que necesita ayuda y que no tiene todas las respuestas en una sociedad donde reina la confianza. Especialmente si la idea de pedir ayuda te aterroriza. Más aún si siente que es "menos que" por hacerlo.
No puedo decirles cuántas veces he escuchado esas tres palabras de familiares, amigos, colegas y clientes. No es que me esté quejando; sé lo difícil que es admitir eso ante ti mismo, y más aún decírselo a otra persona, así que me siento honrado de que la gente confíe en mí lo suficiente como para ser vulnerable.
Pero el camino para llegar allí no es fácil, especialmente si usted es el que está acostumbrado a ayudar a los demás. Tal vez, como yo, le resulte difícil comunicarse cuando necesite ayuda. No quiere ser una carga para los demás, o se dice a sí mismo que es fuerte y puede manejarlo usted mismo. Quiere ser la roca para todos los que le rodean, pero incluso una roca puede desmoronarse.
No es vergonzoso pedir ayuda y, en muchos casos, puede ser un gran alivio saber que no tenemos que hacerlo solos.
A continuación, le mostramos cómo hacer que sea más fácil decir esas tres pequeñas palabras.

Otórguese un poco de holgura
Nadie es perfecto. Y nadie puede ser un experto en todas las áreas, ni debe intentarlo. En lugar de castigarse porque no puede hacer todo usted mismo, practique un poco de autocompasión. Si uno de sus amigos o compañeros de trabajo confesara que necesita ayuda, ¿Pondría los ojos en blanco y pensaría menos en el/ella, o aprovecharía la oportunidad de ayudar? Replantee su pensamiento para verse a sí mismo como un trabajo en progreso y trátese con amabilidad.
Comprenda que crecerá más rápido y llegará más lejos
¿Se ha estancado su carrera? No extender la mano a menudo puede impedirle crecer. Si se encuentra luchando por cumplir las promesas que se hizo a sí mismo, a pesar de sus mejores intenciones, es posible que necesite una mano adicional. Colaborar y consultar con un entrenador, mentor u otro experto puede ayudarlo a alcanzar sus metas más rápido que hacerlo solo. Bono: el peso de su carga se aligera instantáneamente cuando se asocia con alguien que puede ayudarlo a llevar la carga.
Considere que su pregunta podría hacer que otra persona se sienta bien
Un amigo me recordó una vez que no pedir ayuda priva a otros de la oportunidad de estar al servicio. Si usted es alguien que rara vez pide ayuda porque le preocupa que la acción pueda hacerle parecer egoísta, cambie su forma de pensar para ver su solicitud como desinteresada. La mayoría de las personas se sentirían honradas de que encontrara el valor para pedirles ayuda y sentir una gran satisfacción al ayudarlo.
Anime a otros a hacerlo también
Para los líderes, especialmente, es importante ver la vulnerabilidad como una fortaleza, no como una debilidad. Cuando encontramos el coraje para pedir ayuda, modelar la vulnerabilidad crea un efecto dominó positivo. Damos permiso a otros para que hagan lo mismo, creando una cultura y un entorno de apertura y colaboración. Lideramos con empatía, lo que mejora la conexión y la comunicación y genera confianza.
Se vuelve más fácil con la práctica
La verdad es que a pesar de lo que pueda ver en las redes sociales, todos luchamos contra el miedo, las dudas y la vulnerabilidad. Pedir ayuda no es un signo de debilidad; es un signo de fortaleza. Se necesita coraje. Recuerde que todo el mundo necesita algún tipo de ayuda en algún momento, y la práctica de pedir ayuda se vuelve más cómoda con el tiempo, lo que le permite progresar.
Este artículo ha sido impreso con permiso de la página de Amy Blaschka