La economía circular es un modelo económico que está ganando popularidad por su potencial para reducir los residuos al proporcionar a las empresas un nuevo marco para la producción y fabricación sustentable. La economía circular podría ser la nueva forma de pensar necesaria para revertir los efectos perjudiciales del cambio climático.
Si no se realizan esfuerzos significativos para luchar contra el cambio climático, hasta 132 millones de personas podrían verse abocadas a la pobreza extrema en 2030, según un estudio del Banco Mundial. Estudios como éste dejan muy claro que el cambio climático ya no es un problema sólo para las generaciones futuras. Sin embargo, el mundo sigue produciendo más y más residuos cada año.
La EPA informa que solo en 2018, 292,4 millones de toneladas de residuos se creó en todo el mundo, y 50% de eso fue directamente a los vertederos. La creación de tantos residuos garantiza que la extracción de recursos vírgenes continúe a costa de la salud de nuestro planeta.
En una economía lineal tradicional, los recursos se extraen para fabricar un producto. Una vez que el ciclo de vida de ese producto ha terminado, se desecha como residuo. En cambio, la economía circular ofrece un modelo económico más sustentable en el que el flujo de recursos forma un bucle en lugar de una línea.
En una economía circular, el valor de los recursos se maximiza mediante el diseño sustentable, la reparación, la reutilización, los recursos renovables, el compostaje y el reciclaje. Lo ideal es que no se desperdicie nada, y que los productos de una industria formen los recursos para otra o la misma industria, sustituyendo la extracción de nuevos recursos.
En la actualidad, los diseños sustentables que reducen los residuos se tratan con demasiada frecuencia como algo secundario. Las empresas diseñan los productos para producirlos y venderlos con el mayor beneficio posible, y solo optan por utilizar materiales sustentables cuando no repercuten negativamente en su cuenta de resultados.
Este tipo de pensamiento lleva a las empresas de plásticos a seguir utilizando plásticos vírgenes en lugar de plásticos reciclados. A pesar del impacto medioambiental que supone la creación de plásticos vírgenes, su producción sigue siendo más barata para las empresas que los plásticos reciclados o los materiales alternativos.
El éxito de la transición a una economía totalmente circular requerirá un cambio significativo en la forma de pensar tanto de las empresas como de los consumidores. En lugar de definir el éxito únicamente en función de los beneficios del último trimestre, las empresas tendrán que tomar decisiones basadas en el impacto medioambiental y en la prosperidad de las generaciones actuales y futuras. Los consumidores tendrán que exigir y respaldar esas opciones cambiando su enfoque hacia el valor funcional, comprando productos que duren y reparándolos cuando se desgasten.

Reducir los residuos mediante el diseño sustentable
Uno de los mayores retos de la transición a un modelo económico más sustentable es la dificultad de recuperar los materiales y reducir los residuos. Con el modelo económico actual, incluso cuando los productos se fabrican con materiales valiosos, puede resultar difícil para las empresas recuperarlos sin perder competitividad.
Hoy, muchos productos se fabrican con una mezcla de materiales y necesitan ser desmontados antes de ser reciclados. Separar y clasificar estos materiales puede ser una tarea que requiere mucha energía, es costosa y peligrosa para la salud de los trabajadores.
Podemos ver estos retos en la creciente industria de los vehículos eléctricos, sobre la que escribí recientemente en un artículo en el que hablaba de reciclaje de baterías de iones de litio. Las empresas se esfuerzan por reciclar las baterías de iones de litio de los coches a pesar del impacto medioambiental y los incentivos económicos que supone hacerlo. Estas baterías están pensadas para soportar con seguridad un accidente de coche, por lo que son extremadamente difíciles de desmontar. Las baterías de iones de litio pueden incluso ser inflamables si se cortan en el lugar equivocado, pero cada fabricante utiliza un diseño diferente, a menudo sin dar detalles.
Organizaciones como la Alianza Mundial de Baterías, trabajan con los fabricantes de vehículos eléctricos para crear diseños sustentables de baterías que puedan desmontarse fácilmente para su reciclaje y que sigan siendo seguras en caso de accidente. Si tienen éxito, estos esfuerzos podrían reducir drásticamente el impacto medioambiental de la creación de los millones de baterías que se necesitan a medida que los vehículos eléctricos sustituyen rápidamente a los coches con motor de combustión.
En muchos sectores existen retos similares en materia de reciclaje, por lo que el diseño sustentable es vital para construir una economía circular. Al diseñar productos que aborden los retos del reciclaje y la recuperación de materiales, podemos reducir los residuos y la necesidad de extraer nuevos recursos continuamente.

Empresas sustentables en una economía circular
El reciclaje será sin duda crucial para crear una economía circular sustentable, pero es solo una parte de este nuevo modelo económico. La clave de una economía circular es maximizar los recursos, lo que incluye mantener los productos en uso el mayor tiempo posible antes de reciclarlos.
Por lo general, el reciclaje tiene un impacto medioambiental mucho menor que la extracción de recursos vírgenes, pero aún así puede ser muy intensivo en energía. El uso de recursos renovables para la energía puede reducir el impacto ambiental del reciclaje. Pero hasta que llegue ese día, y hasta que el planeta haya pasado a utilizar sólo materiales reciclables 100%, también tenemos que centrarnos en obtener la mayor utilidad posible de nuestros productos.
Pasar a una economía circular significa alejarse de modelos empresariales insostenibles como moda rápida, productos desechables y entrega inmediata. Pero las empresas no pueden hacer estos cambios por sí solas. Como consumidores, tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo y apoyar a las empresas que reducen los residuos con modelos de negocio basados en productos duraderos, la reutilización, la reparación y el alquiler.
Eso significa comprar productos que duren y estén diseñados para ser reparados o re fabricados. Comprar productos de segunda mano en tiendas de reventa o alquilar productos que no se van a utilizar con regularidad también puede mantener en uso recursos que, de otro modo, se desperdiciarían o pasarían por un proceso de reciclaje que requiere mucha energía. Según un Informe de la Alianza Verde en el Reino Unido, el apoyo a este tipo de modelos empresariales circulares tiene el potencial de crear 450.000 nuevos puestos de trabajo en el país para 2035.
Además de apoyar estos modelos empresariales para reducir los residuos inorgánicos, los consumidores pueden crear un flujo más circular de recursos biológicos aprovechando el compostaje. Según ww.theworldcounts.com/challenges/people-and-poverty/hunger-and-obesity/food-waste-statistics/story" target="_blank" aria-label=" (opens in a new tab)" rel="noreferrer noopener" class="rank-math-link">The World Counts, en la actualidad, el mundo genera 1.300 millones de toneladas de residuos alimentarios cada año. Eso es 1/3 de todos los alimentos producidos para el consumo humano.
Cuando esos alimentos acaban en los vertederos en lugar de ser compostados, crean metano que puede atrapar 25 veces más calor en la atmósfera como dióxido de carbono. Los consumidores pueden ayudar a reducir este impacto ambiental compostando en casa y donando los alimentos no utilizados a organizaciones locales como los bancos de alimentos.
Las empresas también pueden utilizar los procesos naturales de la Tierra para garantizar que sus productos no acaben como residuos en un vertedero. El compostaje y los materiales biodegradables ofrecen a las empresas otra oportunidad de utilizar el diseño sostenible para reducir los residuos. Al explorar materiales orgánicos alternativos como sustitutos de materiales contaminantes como el plástico, las empresas pueden crear productos más limpios convertidos en nutrientes biodegradables en lugar de residuos.

Repensar nuestro modelo económico
Las economías lineales sólo han podido funcionar hasta ahora porque la Tierra y las generaciones futuras han pagado una parte del coste de cada producto que fabricamos. Los fabricantes han fabricado sistemáticamente productos de forma no sustentable que crean residuos porque así se ahorran dinero a las empresas y a los consumidores.
Pero este modelo económico sólo es rentable porque seguimos ignorando el verdadero coste de nuestro consumo. A los fabricantes les resulta más barato producir una botella de agua de plástico virgen porque su impacto medioambiental se reparte entre la sociedad y las generaciones futuras.
El cambio climático ha avanzado mucho más allá del punto en el que pequeños cambios graduales nos salvarán de las consecuencias de nuestras acciones. Tenemos que replantearnos la forma en que consumimos todos los bienes y servicios, y una economía circular podría ofrecernos un modelo para hacerlo.