"El mundo está en un camino catastrófico". Estas fueron las palabras de António Guterres, el Secretario General de las Naciones Unidas después de que la ONU publicara un informe devastador en el que se afirmaba que la temperatura media mundial aumentaría 2,7 grados centígrados a finales de siglo si todos los países cumplían sus objetivos de emisiones.
El cambio climático ha superado el debate, pero ¿ha calado realmente ese punto? Conversaciones sobre el clima en la mencionada Asamblea General de la ONU indicó que, aunque los líderes mundiales han avanzado en el gasto de más dinero para controlar el cambio climático, no parece que se hayan tomado las correspondientes medidas drásticas para reducir las emisiones. Por tanto, confiar únicamente en que nuestros gobiernos hagan todo el trabajo pesado parece una quimera.
Esta es una oportunidad para que las empresas y los consumidores se unan y creen un camino para convertir la retórica del cambio climático en acción. No es que esto no se haya hecho en otras esferas. En los últimos años, muchas marcas han abrazado declaraciones políticas y culturales hechas por sus partes interesadas, que ayudaron a avanzar en la conversación y las acciones posteriores en torno a temas como el movimiento #MeToo y Black Lives Matter.
Antes de tomar cualquier medida, tanto las empresas como los consumidores deben entender que se necesitan dos para bailar el tango. El cambio climático es un tema complejo que requiere que aprendamos de nuestros patrones pasados y consideremos diversas perspectivas. Entonces, ¿por dónde empiezan las empresas? ¿Y qué papel desempeñan los consumidores?

1. Las empresas pueden empezar por facilitar #NoChoiceOptions
Parte del problema se debe a que las empresas pueden salirse con la suya sin apenas rechistar por proporcionar información errónea sobre el origen o la capacidad de reciclaje de sus productos. Como consumidores, tenemos que pedir, o incluso luchar, para que se establezcan normas que nos permitan tomar decisiones con conocimiento de causa.
¿Sabías que aunque un producto de plástico tiene el logotipo de reciclaje, no implica que pueda ser reciclado? Las marcas que afirman fabricar productos reciclables deben empezar a responsabilizarse de la vida posterior del producto. Campañas e iniciativas como la de mostrar en qué puede convertirse una botella de plástico si se recicla y la de promover la gestión de los productos son pasos en la dirección correcta.
Las empresas también pueden facilitar las opciones de no elección ofreciendo a sus consumidores otra opción que no sea la de productos de origen, producción y envasado sustentables. Es una tarea difícil, pero no hay razón para que las marcas no respondan si hay demanda.
2. Los consumidores necesitan #MHacerloPersonal
La mayoría de los consumidores dicen que quieren comprar productos sustentables y éticos. Sin embargo, cuando llega el momento de hablar con sus carteras, se quedan inquietantemente callados. Los clientes tienen que darse cuenta de que, como espectadores, no se toman este reto social y climático como algo personal.
Aumentar la concienciación y el conocimiento sobre el verdadero valor de la propiedad de los productos es vital para que los consumidores se den cuenta de que sus compras tienen algo más que un importe monetario. Unilever calcula que 70% de su huella de gases de efecto invernadero depende de lo que los consumidores hacen con sus productos. La apropiación individual de este reto sólo puede avanzar si los consumidores pueden conectar su comportamiento y elecciones actuales con sus resultados futuros.
La investigación de Elke Weber sobre las actitudes ante el cambio climático establece que los seres humanos tienen una "reserva finita de preocupaciones". Una forma de integrar conscientemente la sustentabilidad en nuestro estilo de vida, o "nuestra reserva de preocupaciones", es utilizar el poder de la influencia social y la competencia. Como humanos, respondemos intrínsecamente a los llamados emocionales cargados de identidad social, así que aquí es donde las empresas pueden ayudarnos a adoptar y creer que ser sustentable es ser deseable. Fíjate en cómo Patagonia ha puesto de moda el consumo consciente con su famosa campaña del Black Friday en la portada del New York Times.
Sin embargo, esto sólo nos dice lo que nosotros, la actual generación de consumidores, podemos hacer. ¿Qué pasa con las próximas generaciones?
3. Debemos #PassitOn
Lucha contra el cambio climático es algo más que salvar el medio ambiente para nuestro bienestar. Se trata de dejar un mundo mejor para la futura generación de consumidores, productores y líderes. Y hay una abrumadora mayoría de padres y profesores que apoyan que se enseñe a la futura generación de "clientes" sobre el cambio climático.
Aún así, no se está avanzando, principalmente porque no forma parte del plan de estudios. No pretendemos asustar a los niños, pero debemos informarles de nuestra situación actual. Enseñar a los niños desde pequeños cómo ser conscientes del medio ambiente y tomar decisiones éticas les ayudará a ser mejores consumidores y mejores productores y líderes. Y, a su vez, la educación en torno a la sostenibilidad en las aulas pronto podría llegar a las conversaciones en casa, donde los niños influyen en la toma de decisiones de sus padres.
Si todos damos un pequeño paso en la dirección correcta, estaremos moviendo colectivamente a nuestra sociedad hacia la apropiación individual de este desafío. Tendremos que centrarnos en los aspectos positivos, convertir los riesgos en oportunidades y comprender que el cambio lleva tiempo, pero todo esto sólo es relevante cuando podemos convertir la retórica en acción. Tenemos que hacer realidad nuestras palabras si queremos no dejar atrás a nadie.
Este artículo ha sido impreso con permiso del Página de LinkedIn de CB Bhattacharya.